lunes, 6 de octubre de 2008

HISTORIAS DE ABUELAS




Soy una abuela de 70 años, tengo varios hijos y muchos nietos, sin embargo no conozco mucho de ellos, pues cada vez que tengo que pasar una temporada en casa de cada una de mis hijas, a la familia no les agrada mucho, la noticia.
Mis nietos, propiamente no me dirigen la palabra, tengo problemas con mi nieta Patricia y con Vanessa, pues ellas deben compartir su dormitorio conmigo, por que la casa es chica y a ellas les desagrada ver mi imagen de la Virgen del Carmen y las Estampitas que suelo colocar sobre la cómoda.
Yo realmente me siento mal, por que escucho feos comentarios de mis nueras, tales como que “una boca más” es perjudicial para la economía de la familia.
Yo nunca trabajé en ningún sitio, apenas terminé la primaria, mi madre murió y mi padre consideró que debería encargarme de la crianza de mis siete hermanos, de allí pase al matrimonio y crié mis ocho hijos y tampoco logré trabajar en ningún lado. Es por eso que no tengo jubilación, ni seguro social y realmente soy un estorbo, una carga.
Como colmo de males, mis enfermedades me están traicionando, la osteoporosis me esta carcomiendo los huesos. Por eso yo ya no camino, temo accidentarme y caerme.
De vez en cuando tomo café con leche, pero no siempre. La vista no me permite tejer todas las cosas bonitas que sabía hacer y con dolor debo reconocer que ya no oigo muy bien.Con sinceridad, solo le pido a Dios que me recoja pronto, pues es muy duro soportar las críticas de mis nueras y no tener con quien conversar.



Soy una mujer que acaba de cumplir 65 años, soy jubilada del magisterio y si bien mi pensión es pequeña, me permite darme pequeñas satisfacciones. En estas Fiestas Patrias he podido hacer un viaje, aunque corto, me ha servido para gozar de las aguas termales de Churín.
En mi Asociación de personas Adultas Mayores, siempre tenemos programadas diversas actividades, tales como taichi, aeróbicos, cerámica en frio, juguetería y chocolatería. Los sábados hacemos caminatas por el Campo de Marte, también participo en el Coro los miércoles.
Generalmente voy a visitar a mis hijos y nietos los lunes por la tarde y ellos han elaborado un rol de visitas, pues saben que no tengo mucho tiempo en la semana y no quieren dejar de verme.
Los martes y viernes estoy aprendiendo inglés básico en un instituto parroquial. Los domingos voy a la casa de mi hija mayor, mi nieto Dieguito me está enseñando Word en su computadora.
Claro que por las noches llego a mi casa cansada, pero mejor: así duermo bien y no me desvelo con insomnios, por eso nunca bebo café, además ya me explicaron como la cafeína se absorbe el calcio de la leche y luego se pierde en mi orina. Ah, eso si, mi alimentación es sana y balanceada.
Hoy estoy muy entusiasmada pues luego de 10 años de viudez, he conocido a un caballero de 62 años (ligeramente menor que yo, pero no se nota mucho) el es profesor jubilado y también es viudo, le gusta recitarme los versos de Vallejo. ¡Creo que podría pensar en un futuro con él!











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